martes, 14 de diciembre de 2010

Micaela


Vos tenés un algo... yo no sé
Son tan frágil como indestructible.
El querer descifrarte paraliza a cualquiera.
Es que sos puro impulso, sos nada y todo:
Lo que quieras
Y tan simple como compleja.
Sos paradójicamente Micaela.
Un punto intermedio entre tierra y cielo,
y no se de cuál estás más cerca.
Me es difícil no pensarte como un ángel
pero sé que sos tan real como yo, como ellos.
Pero vos tenés un algo... yo no sé.
Será tu mirar o tu accionar que, a cada paso,
es un derroche de impulsos, transparencia y arte.
Y tus incertidumbres e inseguridades
siempre desembocan en lo más puro: Micaela.
Y es tan hermoso verte ser
que uno quisiera también ser Micaela.
Transmitís y uno absorbe lo que más puede
y cuando te vas, está el vacío y así queda tu esencia en el aire.
Tu esencia o eso... eso que tenés... eso que yo no sé

Eso que creo es, simplemente, Micaela.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Trudy


Te quiero.
Te quiero libremente, en el aire, en el sur argentino y en chile, claro.
Pero también te quiero en La Sodería porque es raíz, y te quiero en el Moliere por ser tallo también.
Te quiero de querer quieriendo. Te quiero sin querer queriendo, queriéndote.
Te quiero con D´Agostino y con Jean-Paul; Te quiero con Hugo, con Susi y con los termos que te rompo.
Te quiero en blanco y negro con un toque de color.
Te quiero con pensamientos en acción, cuando me traes las cartas (más bien).
Pero también te quiero seguro, inseguro; hasta cuando no me sacás fotos cuando yo quiero, te quiero.
Te quiero en hostels y en carpas. Te quiero en campings, cabañas.
Te quiero cuando te tirás al río de mi tío y te quiero un poco menos cuando caminás y te vas como si yo estuviera al lado tuyo y no estoy (pero te quiero igual).
En realidad te quiero porque esto y porque aquello, y te quiero más por esto que por aquello, y a veces viceversa.
Te quiero en plaza Francia, cerca de tu casa y en Pinamar.
Te quiero en tu balcón y ensayando personalidades.
Te quiero, te quiero, te quiero.
Por aquí, por allá, cuando te veo y en mis recuerdos.
Cuando te extraño más te quiero pero te quiero más cuando te veo.
Te quiero, básicamente, todo el tiempo.
Pero la verdad es que más que te quiero, te adoro.
Cuando hay junglitas y rosamonte, en el iuna y en garcía teodoro.
Y a veces cuando te extraño, te quiero cuando te adoro!

martes, 17 de agosto de 2010

Morci & Me


Algo gigante y peludo me perseguía por las calles de Nueva York. Yo corría y corría, pero toda salida se alejaba cada vez más de mi.
Ya había llegado a una pared, pero yo seguía corriendo y corriendo, dejando ver al espectador un efecto tipo "sims".
Toqué la pared, dejando así de correr. Estaba húmeda, áspera, resbalosa, jugosa, danneteosa.
De repente, el monstruito -más parecido a una morcilla transpirada por los efectos del humo carbónico asadal- me tocó el hombro y me volteó.
No había salida, no había escapatoria!
Solo él y yo... y una cama de dos plazas, colchón Piero, a nuestra izquierda.

Ya sin fuerzas, me rendí y dejé que todo sucediera tal cual las normas del sueño mío.
Relajé mis párpados, mis brazos, mi pelvis, mi cuerpo entero.
La morcilla me agarró y me arrastró hacia el Piero...

No puedo decir con exactitud qué fue lo que pasó.
Todo mi cuerpo olía a morcilla, a ahumado, a twistos de jamón ibérico.
Era todo tan real... pero no.
La morcilla me miraba cíclopemente y yo sentía los chinchulines adentro.
Se acercó hasta mí.
Desperté.

Al abrir los ojos noté que había adormecido en una extraña posición, en un extraño lugar que no era mi casa.
Frente a mí, dormía mi compañero de escena sobre tres sillas muy cómodamente ubicadas.
Me incorporé y sentí el calor de la estufa de la escuela.
Transpiraba cual cerdo fugitivo en matadero.
Y él dormía.

Me acerqué a él, lo observé y en ese momento me di cuenta de todo.
No había sido más que un sueño ilusionatorio, pues la morcilla existía, era real!
Estaba frente a mí, adormecida, tan poco cruel, tan tierna.
Me dije "Basta! Basta de verdad!"
Y lo desperté: "Vamos, Migue Moraga, tenemos que seguir ensayando nuestra escena. Nos quedamos dormidos".

Entonces, primero despertó el pequeño ser. Luego Miguel.
Y ensayamos.
Nunca hablé del tema.


Aún hoy lo sigo soñando...

jueves, 22 de abril de 2010

Our smiling song



Miedo e incertidumbre en un mundo un tanto extraño.
En esta tierra donde todo suena a desenfreno, a desamor, a tiempos de espera infinitos, a desilusiones, a preguntas, a corazones derretidos, a historias incumplidas... aparecés así…
de repente, de la nada, del vacío.
Entrás, me mirás, me abrazás, me amás y ya empezamos a correr.
No entiendo cuando empezó la carrera ni se donde termina, si es que termina.
La mente, meticulosa, quiere sacudir todo buen presentimiento.
Lo anula por un instante y busca desde su inteligencia más destructiva, la oscuridad.
Pero mi pecho obnubilado genera armas instantáneas para salir al sol… y respirar.
Una disociación corporal, mental y sensorial
que desemboca en una guerra íntima y humillante a cada instante.
Ansiedad arraigada por la incertidumbre que origina este pleito interno
a causa de un miedo inherente, natural, que va más rápido que yo.
A donde sea que miro, lo veo.
Está ahí, tentándome, esperando que ceda y me entregue cabizbaja,
como si fuera lo único que sé hacer. Tener miedo.
Pero mágicamente aparecés así y destruís toda esa tentación,
convirtiendo mis miedos en esperanza, en luz.
Llegás para entregarte de la manera más hermosa y espontánea,
sin titubeos, sin máscaras, con todo lo que sos.
Nuestros puntos se conectan en un lugar amplio, lleno de vida y de formas indescriptibles.
Un lugar que todos conocemos y al que nunca llegamos más que con la imaginación…
un lugar llamado cielo.
Me mirás y nada puedo esconder porque todo lo entendés.
Me abrazás y nada puedo hacer más que sentir el sol.
Me besás y nada puedo pensar. Mi mente se vuelve débil y mis sentidos se acrecientan.
Tu naturaleza me estremece al punto de resquebrajar todos mis prejuicios
y sentirme libre de ser.
Y aunque mis miedos adolescentes festejan su asistencia perfecta,
con vos siento que lo puedo todo.
Nos pienso y surge la música.
Todo se detiene pero nuestras melodías continúan pincelando el espacio
y son cada día más hermosas…
Y creo fuertemente que vamos camino a componer la canción más soñada que hayamos podido alguna vez escuchar.
Y sonriendo… siempre sonriendo.



Our high vibration go on in our smiling song

jueves, 18 de febrero de 2010

MIEL


Con él llega el viento
desenfrenado, suave.
En su misionar llega el acento.
Dulce y perfecta la fusión
entre ese físico musical
y lo químico y natural.
Arriva la vibración del sonido
a terminal directa en pecho y diafragma,
rozando el paladar con crema pentagramada,
despertando de un soplo en lo profundo del alma.
Base de espuma enmielizada,
su boca es el panal.
Es una tortura, es impotencia.
Estremecimiento rítmico y sonoro
donde los pies se fruncen
y los puños transpiran música, letra y voz.
Porque su cuerpo es música
Porque su estructura es instrumento.
Porque su canto es un tremendo rojo amanecer.
Escucharlo supone preparar el alma
para un viaje mágico, casi espiritual;
dejarse llenar y permanecer suspendido,
hipnotizado entre coros y acordes,
entre sambas y bossa's.
Enredarse en su panal con la mirada
y perderse en su miel.
Eso es escucharlo.
Eso es música.
Eso es él.